قصيدة “أمنية جارحة” للشاعرة الفلسطينية فدوى طوقان بالإسبانية

خاص- ثقافات

Versificación: Fadwa Tuqan*

Traducción: Dr. Lahcen El kiri**

 

Un deseo hiriente

 

“Si aceptáis, abrazamos

y extendemos las alfombras

pero si os retiráis dándonos la espalda

os dejamos sin amor”.

Hind Bent Ataba

Seguimos todavía en las salas de anestesia

En las camas de anestesia dormimos

mientras que los años pasan uno tras otro

y la tierra está estremeciéndose bajo nuestros pies

y el techo nos llena de pila tras pila

y la mentira nos cubre de la cabeza

… hasta los pies

¡Oh, nuestros hermanos!, decid ¿hasta cuándo?

¡Caramba! ¡Ay! ¡Oh, ¡Vietnam!

Si un millón de guerreros

de entre tus héroes

les echa un viento oriental

sobre el desierto árabe

¡uno les hubiera extendido las alfombras

y entregado un millón de mujeres qahtanίes muy fecundas

¡Oh, los familiares de Mahoma! Perdón

Es hiriente este deseo

Pero no nos queda de vosotros

más que el traqueteo de voz

Ya hemos perdido las auténticas cosas

y ya estamos hartos ¡oh mis queridos! de espolvorear azúcar sobre la muerte

El poema original en árabe:
____

أمنية جارحة

 

“إن تقبلوا نُعانق
ونُفرش النمارق
أو تُدبروا نُفارق
فراق غير وامق”
هند بنت عتبة

ما زلنا في غرف التخدير
على سرر التخدير ننام
والعام يمر وراء العام
وراء العام وراء العام
والأرض تميد بنا والسقف
يهيل ركاماً فوق ركام
والكذب يغطينا من قمة هامتنا
حتى الأقدام…
يا إخوتنا قولوا حتام؟
أوّاه وآهٍ يا فيتنام
آهٍ لو مليون محارب
من أبطالك
قذفتهم ريحٌ شرقيه
فوق الصحراء العربيه
لفرشت نمارق
ووهبتمو مليون ولود قحطانيه!

عفوًا يا أهل البيت
جارحة هذي الأمنيّه
لكنّا لم يبق لدينا
منكم إلاّ قعقعة الصوت
ضيعنا الأشياء الأصليه
ولقد أعيانا يا أحبابي
رشّ السكّر فوق الموت

*Fadwa Tuqan nació con la Declaración Balfour y murió con la segunda Intifada. Tenía 86 años. Falleció el viernes por la noche en un hospital de su ciudad natal, Nablús, al norte de Cisjordania, donde se encontraba internada desde hacía varios días tras sufrir un ataque al corazón que le había dejado en estado de coma. Era considerada como la más importante poetisa de Palestina.

Creció en el seno de una familia aristocrática y tradicional que la trató de mantener aislada y encerrada desde su adolescencia, cuando un día uno de sus nueve hermanos descubrió indignado que un compañero de escuela primaria le había regalado una flor. Fue el principio de una reclusión de la que lograba evadirse periódicamente gracias a las cartas y a los consejos de otro de sus hermanos, el menor, uno de los primeros directores de la Radio Nacional Palestina y poeta, como ella, quien desde la Universidad Americana de Beirut le animaba a escribir y le orientaba en sus lecturas. Él convirtió su celda en una escuela. Ella le dedicó en 1946 su primer libro de poemas, Mi hermano Ibrahim.

Paradójicamente, Fadwa Tuqan fue liberada definitivamente de su encierro en un momento trágico para la vida de Palestina, en 1948, en los días de la Nakba, o catástrofe, cuando la declaración del Estado de Israel coincidió con el fallecimiento de su padre, un hombre ferozmente autoritario que mantenía subyugada a toda la familia. El día de su libertad, millares de palestinos eran expulsados por el Ejército judío de las ciudades en las que habían vivido siempre, e iniciaban un doloroso exilio para convertirse en refugiados.

Consciente de este contrasentido, escribiría años más tarde en sus memorias un párrafo revelador: “Cuando el techo cayó en Palestina, el velo cayó del rostro de la mujer de Nablús”. En 1962, Fadwa Tuqan viajó a la Universidad de Oxford, donde durante dos años estudió Lengua y Literatura Inglesa y desde donde, además, empezó a tomar conciencia de la triste realidad del pueblo palestino.

Fue el despertar de una conciencia nacional que la llevó a dar un giro en su trayectoria literaria y a convertir su poesía temprana de tono intimista – Sola con los días (1952), Danos amor (1960), Antes de la puerta cerrada (1967) – en una poesía cargada de mensaje político, en un arma de combate frente a la ocupación del Ejército israelí, que culmina con Mártires de la Intifada, una de sus más famosas obras. La aparición de su autobiografía, La roca y la pena y Grito de la piedra, a mediados de la década de los noventa, fue saludada como un acontecimiento literario en todo el mundo árabe, mientras sobre ella recaían los galardones y el reconocimiento internacional.

En un anuncio publicado en varios diarios palestinos, el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) presentaron sus condolencias a la familia de la difunta, calificándola de “gran poetisa de Palestina”.

La poetisa fue enterrada el domingo al mediodía en el cementerio principal de Nablús, mientras en la otra punta del camposanto se sepultaban los restos de una muchacha de 20 años, Kamleh al Shuli, estudiante de la Universidad Nacional de Al -najah, que había muerto el día anterior de un tiro en el pecho, disparado por un soldado israelí. La muchacha falleció desangrada por el disparo en el interior de un taxi colectivo, rodeada de otros siete viajeros y su hijo, de poco menos de dos años, al que trataba de llevar a un hospital cercano. Si Fadwa Tuqan no hubiera muerto le habría dedicado un poema.

**Escritor, traductor y especialista en didáctica de lenguas extranjeras – Casablanca – Marruecos.

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